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Por tres horas su vida había sido
un paraíso, comió todo lo que encontró en la alacena, incluso esos deditos picantes
al final de la repisa que tanto odiaba. Había cantado sobre su sofá sus
canciones favoritas como un reverendo loco, con el éxtasis de ser completamente
normal albergándose en su esperanzado corazón, paso la mañana colándose en su
sofá preferido de la sala con papitas fritas de compañía y su película favorita
puesta en DVD. Había sido un día tan normal y cotidiano que Harry lo había
marcado en su calendario como el más feliz de su vida. Tal vez demasiado
temprano para hablar.
A las 1 y 23 de la tarde, alguien
llamo a su puerta, Harry aun en pijama, rebosante de normalidad en su sonrisa y
con rastros del almuerzo en la comisura de sus labios abrió la puerta. La
sonrisa cayó casi enseguida.
—Buenas tardes.
Al otro lado de la puerta un alto
rubio de fríos ojos grises lo miraba con soberbia.
— ¿Qué haces tú aquí?—Harry
intento cerrar un poco la puerta pero una pálida mano lo evito, el chico, que
parecía considerablemente enojado entro a su casa sin permiso, sus ojos grises
observaron rápidamente la hogareña casa de familia mientras avanzaba por el
largo pasillo del recibo, fotos del ojiverde moreno y una familia encantadora
puestas en las paredes. Harry parpadeo, viniendo a su mente de nuevo el hecho
de que de nuevo, ese chico solo era
humano y no un animal, alto, de ojos grises y el cabello imposiblemente rubio,
con esa ceja clara alzándose seductoramente al posarse en él y….¡Espera un momento!—¡¿Qué
haces TU aquí?!—volvió a repetir cerrando la puerta bruscamente.
—Vine a devolver esto—señalo el
desconocido, el pase estudiantil fue puesto en las narices de Harry enseguida,
este bufo, tomando bruscamente el objeto.—No me presente antes—ofreció el
chico, Harry lo miro con el ceño fruncido—Soy Draco Malfoy, estudio en tu
instituto, un año por arriba.
— ¿Malfoy?—gruño Harry, el chico
rubio resoplo. Harry entrecerró los ojos, hasta ese momento fue que se dio
cuenta de que el rubio vestía el uniforme de su instituto. La etiqueta en rojo
sobre el chico desconocido llego hasta Harry de repente ¡Era ese Malfoy que
había mencionado Ron!
—Te dije que no podías huir de mi—un
sorpresivo brazo lo rodeo y Harry respingo antes de sentir ser atraído a un abrazo
cálido—Creo que fui un poco brusco contigo ayer, lo siento no soy muy bueno
para explicar algunas cosas.
Oh, ¿se estaba disculpando?
—Eso no justifica nada—Harry se
aparto, de nuevo ese olor suave y picante llegaba a sus fosas nasales, Malfoy frunció el ceño pero pareció presumir de una mirada
abatida porque desvió el rostro y suspiro, parecía contrariado algo que Harry
se extraño en notar.
—Lo sé—gruño. —No considere el
que tu no estuvieras informado, pensé en mis necesidades por sobre ti, es un
error que no volveré a cometer.
—Muy bien—sonrió el de ojos
verdes, complacido con la disculpa. Aunque definitivamente confundido, ¿pero
que mas daba? Se estaba disculpando y eso bastaba—Si era lo único que ibas a
decir puedes i…
—Toma esto—Harry observo el pequeño
libro que se le extendía, lo tomo con desconfianza ¿Qué juego estaba armado ese chico?
— ¿Qué es esta cosa?—gruño Harry,
los ojos verdes parecían aprehensivos, Draco casi no pudo retener el impulso de
rodar los ojos.
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