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Fragmento de capitulo:
—Dragón…
—No puedo aceptar tal
responsabilidad. Ahora soy diferente madre, y nadie desaprovechara eso para
difamarnos, se que estas desesperada. Pero yo no podre darte lo que quieres—afirmo
con dureza, sus manos empujando la caja hacia el pecho de su madre, la llave de
los Malfoy dentro de ella, todo con lo que Draco había sido criado estaba allí
dentro, honor, respeto, elegancia, familia,
lealtad hacia la sangre y la alta cuna, allí en esa pequeña caja,
concentrados en su mayor expresión. Y él la estaba rechazando—Soy un hombre
lobo—la declaración no fue tan pesada, ni tan liviana, fue más bien una estaca
de hielo clavado en el pecho de Narcissa. Un beso fue depositado en la frente
de la mujer justo por debajo del elegante y estilizado peinado, era la primera vez
que Draco aceptaba su condición plenamente y lo estaba haciendo frente a su
madre, con la viva seguridad de que le estaba rompiendo el corazón en mil
pedazos. Lo cual afirmo ella, con mudas lagrimas bajando desde sus ojos
pasmados y sus labios temblorosos—Ya no puedo ser mas tu hijo, lo siento madre.
Una ráfaga de aire frio golpeo a
Narcissa cuando Draco se aparto, vio a su hijo despedirla con una mirada
temblorosa, a punto de llorar. Lo vio voltear de nuevo hacia el camino por
donde había llegado con las manos enfundadas en los bolsillos, las lagrimas
estaban corriendo por sus mejillas desenfrenadas, el futuro sin su hijo, lo último
que le quedaba, se avistaba ante ella como un destino cruel y solitario. En una
resolución casi rebelde a la manera en que fue criada, Narcissa dejo caer la
elegante caja al piso sin importarle su destino, despojándose de cualquier
prejuicio sangre pura, corrió a través del puente y abrazo a su hijo aun de
espaldas. Ese lado del pueblo estaba solitario y era un gran alivio para ambos,
porque estaban montando un drama de novela.
—Me importa muy bien poco la
sociedad, Draco— gimió Narcissa, sus sollozos no le permitían hablar bien pero
se mantenía firme en su posición, con sus brazos sobreprotectores que tanto
balancearon a Draco cuando era apenas un bebe firmemente apretados alrededor de
la cintura de este. No quería perder a su hijo, no a lo único que le quedaba—Tampoco me importa si el
apellido Malfoy se va al caño y mucho menos me importa esa maldita llave, ¡Lo
que me importa eres tú! ¡Eres mi hijo!—grito, apretando sus dedos contra la
chaqueta de Draco—Y no te dejare ir, no dejare que te apartes de mi lado aunque
tenga que pasar por esto y mucho más.
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